segunda-feira, 26 de novembro de 2012

Una reflexión sobre la lectura

Es lugar común exaltar los beneficios de la lectura. No queda duda que es una ventaja al ciudadano lector. Pero es necesario calificar esa afirmación, que suele ser aceptada sin demasiada reflexión.

Antes de todo, vale resaltar que nadie es peor o mejor porque leer o no leer. La lectura es un camino al conocimiento, pero existen varios caminos y varios tipos de conocimiento – y eso no es ninguna novedad, puesto que Paulo Freire escribió su clásico “Pedagogía del oprimido” en 1968 –. La lectura es una entre varias formas de acceso a la información. Hay la historia oral, periodismo televisivo, cinema, radio, música, la acción práctica… Hay también diferentes tipos de conocimiento: la sabiduría popular, el conocimiento tradicional, el saber científico-teórico.

Por todo eso, el solo hecho de leer, por si solo, no significa necesariamente que alguien sea mejor que algún otro. La gran ventaja de esa forma de acceso a la información es la cantidad de conocimiento que se le posibilita a uno. La historia oral, necesariamente, uno tiene que estar cerca del anciano para escuchar las historias pasadas de generación a generación. La presencia física é un requerimiento. La lectura, por otro lado, permite que viajes a diferentes épocas, diferentes lugares, que veas al mundo por diferentes puntos de vista. Ingresar en una biblioteca es estar al lado de una multitud de modos de ver al mundo.

Pero ahí está otra cuestión de la lectura. Si uno suele leer el mismo punto de vista, o el mismo género de lectura, uno no aprovecha las posibilidades generadas por la lectura. Hay gente que critica la televisión, como un medio vulgar, inferior, inculto. Pero se trata de típico caso de culpar el mensajero por el mensaje. Así como hay malos programas de televisión, hay malos libros. No se puede criticar El Libro porque existe “Mein Kempf”! De la misma manera, hay programas de televisión – como algunas series de HBO, por ejemplo – que son arte en estado puro, son bellos y informativos a un solo tiempo.

Leer es importante además para que tengamos criterios a la información que nos llega, para que podamos poner las cosas en su debida perspectiva. Si conocemos la historia, y estamos a la par de lo que ocurre a través del mundo, luego podemos mejor comprender nuestro propio lugar en el mundo, nuestros logros y nuestros retos – tanto al nivel individual, como colectivo.

Como todo en la vida, leer sin curiosidad es casi inocuo. Ser curioso sobre el mundo – buscar leer el mundo en todas sus formas de expresión – ese es el verdadero lector.